Representación del Mapa Cronológico Global de la "Nueva Cronología" (1ª Parte)

GUIÓN del Diagrama Global de la reconstrucción de la Historia, según la Nueva Cronología

V.2.0

De Andreu Marfull-Pujadas.

Trabajo basado en el libro How it was in reality (A.T.Fomenko y G.V.Nosovskiy, 2012)

y la compilación de libros titulada History: Fiction or Science? (A.T.Fomenko, T.N.Fomenko, V.V.Kalashnikov y G.V.Nosovskiy, 2005).

11 de septiembre de 2017.

 

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La Cronología Oficial se crea en los siglos XVI y XVII junto con la Biblia. Los Textos Sagrados de la Biblia, el Corán y La Torá, junto con la crónica de los grandes Khans mongoles y la historia oficial de los siglos XII-XVII hablan de lo mismo A partir de la segunda mitad del siglo XVII, y de forma intensiva a lo largo de los siglos XVIII y XIX, se crea un pasado mítico de un proyecto imperial (en nombre de un único Dios) que se encuentra en una fase avanzada de fractura. Esta situación coincide con el emergente poder del capital acumulado y de los estados-nación, que se vierte en el abandono del culto simbólico a un Dios universal en un Mundo que tiende a un pensamiento orientado al empirismo científico.

 

Hasta el siglo XVI la escritura es la crónica de un gran imperio mundial, que escribe a su vez una cosmovisión del Mundo. Son los "textos sagrados". Pero este imperio requiere de un proyecto global que represente unos valores comunes, y dejar espacio a la aparición inevitable de múltiples estados-nación. El proyecto planifica un icono, Cristo, y un pasado arquetípico para el linaje de Israel. A su vez, se crea un pasado mítico del origen de los poderes monárquicos y religiosos, dilatando el pasado con una antigüedad simbólica. El resultado es un "mapa cronológico" global sobre el que se ubica cronológicamente la Biblia y el pasado antiguo. Es decir, de los "textos sagrados" se hacen dos libros: la Biblia y la Antigüedad. Pero se añade un vacío, que es la creación de mil años inventados entre la antigua Roma y el Renacimiento. De este modo, entre los siglos XVI, XVII y XVIII tiene lugar una sistemática manipulación del pasado bajo el control estricto del poder sacerdotal del Imperio, liderado desde Europa por la Compañía de Jesús y los grandes poderes monárquicos y papales. Es decir, la Antigüedad y la Biblia se basan en hechos ocurridos en la Edad Media, y la Edad Media, tal como nos ha llegado en el siglo XXI, es un reflejo altamente adulterado de la realidad. Pero el proyecto se queda a medio camino, y aparecen otros ídolos, como el Buda o el Krishna, que son reflejos del Cristo original que, en Europa y Oriente Medio da lugar a Jesús. De este modo, a partir del siglo XVIII se reescribe la Historia en todo el Mundo, basándose en una antigüedad artificial, y a lo largo de los siglos XIX y XX se ha edificado una Historia "falsa".

 

Esta reconstrucción nos acerca el pasado misterioso de las antiguas civilizaciones a la Edad Moderna. Todo tiene un sentido, por tanto, que choca con todo lo que nos han enseñado. Por eso se niega esta cronología, porque cuesta creer, porque nos hemos creído antes otra Historia, colectivamente. Por ejemplo, nos lleva el periplo de Napoleón hasta el Antiguo Egipto, que se solapa. Por eso tenemos una pirámide a Keops tan excepcional y por eso la Francmasonería venera Egipto (Keops no sería la primera pirámide, sino la última, del siglo XVIII-XIX). Egipto, hasta Napoleón, es custodiado por los Mamelucos, la casta que custodia el capital simbólico y religioso de la Antigüedad. Por eso Jesús tiene una raíz egipcia, ya que es una evolución simbólica creada a medida de la gloria de un linaje que se quiere mitificar enviándolo al pasado artificialmente (el linaje del Imperio que se erige y luego implosiona). La versión de Jesús, a medida que el Imperio evoluciona, se modifica activamente hasta el siglo XVII (y XVIII). Del icono original, Cristo, en los últimos ocho siglos se han edificado grandes mitos y grandes poderes, dinásticos, por todo el Mundo.

 

 La pregunta que se divisa es: ¿por qué lo hicieron? La respuesta es la cuestión que, en cierto modo, nos interesa a todos comprender. Tiene que ver con la historia de la capacidad humana de comprender el Universo. Según se desprende del trabajo realizado por los profesores A.T.Fomenko y G.V.Nosovskiy, este proceso tiene poco más de un recorrido de 10 siglos. La historia humana del "progreso", pues, tendría sólo 10 siglos. ¿En qué se basa? pues en múltiples razonamientos y pruebas empíricas, como la datación computacional de los zodiacos que se encuentran en palacios del Mundo y los templos egipcios. Cada zodiaco muestra un instante, dibujado por la posición de las constelaciones y los planetas. El más antiguo es del siglo X después de Cristo. Resumiendo, antes de concebir y documentar un Almagesto, se hicieron representaciones del cielo (zodiacos), incluso antes del Cristianismo, y esto nos permite ahora reconstruir el pasado en que fueron hechos. Fomenko y sus colaboradores son eminencias en matemática y astronomía (y en otras ramas paralelas).

 

Todo parte de una duda científica, que se plantea por qué las crónicas antiguas tienen tantos eclipses solares y lunares documentados y no se corresponden con el conocimiento del cosmos que se tiene a finales del siglo XX. A.T.Fomenko descubre errores de cálculo y llega a una conclusión inquietante: los eclipses han sido manipulados, trasladados al pasado, o son inventados. Después de años de dedicación, de cálculos y mucha reflexión crítica, el análisis de los eclipses antiguos le lleva a una evidencia empírica: fueron predichos en el pasado cuando se creía que el cálculo era infalible, para hacer una historia antigua irrefutable, pero erraron en el cálculo y este error manifiesta que se trata de una manipulación integral del pasado. En este sentido, las crónicas antiguas anteriores a la Baja Edad Media no están realmente apoyadas por la documentación real de eclipses, y no es posible reconstruir una historia real basada en ellos. Este proyecto de reconstrucción no se pudo realizar hasta bien avanzado el siglo XVI, y de ahí se comprende que durante los siglos XVII y XVIII tuviera lugar un intenso e inquietante proceso de reconstrucción del pasado, que a su vez dejó las bases para la construcción de unos poderes que se encaminaban a allanar la colonización europea del Mundo en nombre de los imperios cristianos.