El método de datación del radiocarbono, más conocido como del Carbono-14, en su procedimiento, se ajusta a las fechas de muestras que, por consenso, se considera que están fuera de duda. Resulta, por tanto, eminentemente controvertido, ya que nadie (prácticamente nadie), se imagina que existe una relación indisociable entre el método datación y el mapa cronológico oficial. De hecho, se tiene la falsa certeza de que se trata de un método infalible, que no depende de ningún otro condicionante que el de una ley universal. Pero no es así. Por esta razón, existen cientos de resultados que no encajan, y muchos de ellos contienen errores de cientos o incluso miles de años.
El creador del método del Carbono-14, Willard F. Libby (1), fue galardonado con el Premio Nobel de Química de 1960 por esta aportación (Libby, 1955). Era consciente de la dependencia del método respecto a la base cronológica oficial, y él mismo manifiesta no ponerla en duda. Incluso, el mismo Libby afirma que el método sólo es preciso hasta el tercer milenio antes de Cristo, porque no se dispone de muestras debidamente fechadas.
El método se basa en la presencia de isótopos de carbono radiactivo en el material orgánico, pero estos oscilan en el tiempo, por lo que, para determinar una edad real, hay que hacer correcciones complejas que reflejen la variación de la composición, y, para calibrarlo, es necesario disponer de los resultados del análisis de objetos de los que se conozca la fecha exacta. Es lo que se conoce como curva de calibración, que suele tomar de referencia las tablas de datación de la dendrocronología (medición de la edad con los anillos del tronco de los árboles), pero también de otros métodos. La técnica de la dendrocronología consiste en documentar los patrones de grosor de los anillos, y con ello sobreponer fragmentos hasta establecer una tabla dendrocronológica de datación lo más extensa posible. Pero no es infalible. Incorpora márgenes de error y muchas limitaciones, atendiendo a diversos factores (Fomenko y Nosovskiy, 2005a). En primer lugar, resaltar que los resultados del radiocarbono de estas muestras deben ser objeto de su propia calibración, atendiendo al tratamiento de las maderas y su naturaleza, y el margen de error crece a medida que las muestras corresponden a tiempos más remotos. En segundo lugar, resaltar que la edad media de los árboles europeos y asiáticos oscila entre los tres y los cuatro siglos, de modo que es complejo disponer de una muestra continua, y ésta se debe construir por fragmentos que tienen que corresponder con la misma zona, ya que cada zona crea sus respectivos patrones climáticos (que se descifran en el grosor de los anillos). Por tanto, el propio proceso de construcción de la tabla dendrocronológica adquiere un elevado grado de reconstrucción de la calibración que fácilmente conduce al error. Por otro lado, es cierto que existen árboles de más edad en América, pero sus resultados no son extrapolables a Europa y Asia, como tampoco lo son hacia las zonas donde se encuentran las civilizaciones americanas, ya que estos árboles se encuentran alejados de ellas. En tercer lugar, se encuentra otro factor no del todo reconocido por la ciencia dendrocronológica, y es la capacidad de tomar decisiones derivadas del consenso del mapa cronológico oficial. Es decir, ante la duda razonable se usa el valor añadido de las fechas oficiales. El contraste de los cálculos establecidos en distintas muestras, consensuadas por la historiografía, resultado de cálculos y razonamientos, es tolerado por el método científico. Y, en cuarto lugar, se encuentra otro factor todavía menos considerado. Se trata de la posibilidad de que se introduzcan piezas mal datadas en la construcción de la tabla dendrocronológica. O, dicho de otro modo, que se introduzca con calzador, en el puzle del tiempo, una o varias piezas erróneas, y con el afán de usarlas se establezcan falsas conclusiones y se planteen hipótesis infundadas. En conjunto, el método es científico, pero no necesariamente exacto, de modo que tiene una utilidad relativa para la datación, y todavía más relativa para la curva de calibración del método del Carbono-13. Por esta razón, la comunidad científica internacional ha elaborado distintas escalas dendrocronológicas por consenso, que ocultan el verdadero margen de error, y, básicamente, son solo parcialmente fiables para los cinco o diez siglos anteriores a la fecha de la elaboración del análisis.
En todos los casos, sea cual sea la base de las muestras utilizadas, los resultados del método del Carbono-14 deben informar del método de calibración utilizado, del grado de confianza de los rangos de calibración y de los resultados obtenidos antes de la calibración.
Es decir, para ajustar el resultado es imprescindible diseñar una tabla de ajustes, que se basa en aproximaciones elaboradas en base a un consenso que toma en consideración el mapa cronológico oficial, que es quien determina la corrección de los márgenes de error y le da consistencia. De modo que, si cambia el mapa cronológico, cambia la tabla de calibración del método del radiocarbono, y, por tanto, varían los resultados.
Por esta razón existe, dentro de la comunidad científica, quien pone en duda la fiabilidad del método del Carbono-14, y denuncia la capacidad que tiene de distorsionar la historia, como los matemáticos rusos Anatoly T. Fomenko y Gleb V. Nosovskiy (2005a) (2), junto con los científicos Christian Blöss y Hans-Ulrich Niemitz (1997) (3).
Haciendo referencia al trabajo de Alexander S. Mischenko (4), Fomenko y Nosovskiy (2005a), resaltan que, actualmente, se conocen tres procesos que alteran la composición del radiocarbono después de la muerte del organismo, que son: 1) descomposición de la muestra orgánica; 2) intercambio isotópico con carbono exterior; y 3) absorción del carbono del medio circundante. Así como otros efectos que alteran los resultados, tanto en su manipulación como debido a: la latitud; la longitud; la proximidad de unas u otras formaciones geológicas y geográficas, en la tierra y en el mar; la altura sobre el nivel del mar; el clima, etc.
Entrando en detalle, Fomenko y Nosovskiy (2005a) destacan que:
La idea teórica de la medición de la edad radiocarbónica es muy sencilla. Por ello es suficiente conocer.
- el contenido de radiocarbono en el intercambio en el momento de la salida del objeto del fondo de intercambio,
- el periodo exacto de semidesintegración del radiocarbono C14.
Después de esto, una vez tomado un volumen suficiente de la muestra, se debe medir la cantidad de radiocarbono en la actualidad, y después de restar y dividir se encuentra el tiempo que ha pasado desde que el objeto salió del depósito de intercambio hasta el momento de la medición.
Pero, tal y como destacan los matemáticos rusos (2005a), “la demostración principal [del método] son las mediciones radiocarbónicas de control, de muestras de edad conocida”. Por esta razón, más allá de contener márgenes de error en el método, debido a al hecho de dar por buenas muestras que no lo son, tiene la capacidad de catalogar como “falsificaciones” objetos que en realidad son ciertos, pero, como no encajan debidamente en el mapa oficial, se los etiqueta con esta acusación.
Fomenko y Nosovskiy (2005b; 2005c) han demostrado que el mapa cronológico oficial es erróneo (está tergiversado y dilatado), y resaltan que el método tiene este punto débil, pese a que el consenso oficial que dice lo contrario es abrumador. Asimismo, declaran que (2005a):
en el fundamento de la datación radiocarbónica yace de forma implícita el error de la cronología scaligeriana [(Scaliger, 1583)]. Por «separar» de ella los fundamentos de la datación radiocarbónica habrá que apoyarse sólo en objetos históricos realmente fechados con seguridad. Pero, como comprendemos, la edad de estos objetos seguros no puede ser mayor que 500-600 años, ya que ellos se encuentran en el intervalo comprendido desde nuestro tiempo hasta el siglo catorce después de Cristo. De este modo, todo el trabajo de calibración del método radiocarbónico debe hacerse de nuevo. Y no está claro de antemano a qué resultados llegarán los físicos.
De este modo, desmontan la validez científica del método Carbono-14 por una doble vía: a) la del mapa cronológico oficial (que es erróneo); y b) la del método en sí (ya que contiene errores). Y declaran (Fomenko y Nosovskiy, 2005a):
- El método radiocarbónico, en su estado actual, tiene una precisión de más menos 1000-2000 años para muestras de las que la edad se estima en no más de mil años. Por lo tanto, el método es de momento inútil para la datación de muestras históricas de 2.000 años o menos de edad. Es decir, de momento el método puede decir poco sobre la cronología de los sucesos de los últimos dos milenios.
- El método radiocarbónico necesita, como mínimo, de una nueva graduación, sin apoyarse en la cronología scaligeriana [(Scaliger, 1583)].
- Otros métodos físicos de datación son aún más groseros y, consiguientemente, de momento no pueden decir nada sobre la datación de objetos de 2.000 años o menos de edad.
- Los métodos arqueológicos propiamente dichos, sin apoyarse en la cronología de las fuentes escritas, no proporcionan fechas absolutas, y sólo en casos raros pueden determinar la cronología relativa de algunos hallazgos.
- La cronología scaligeriana [(Scaliger, 1583)] se ha introducido, de forma explícita o implícita, en la graduación de las escalas de los métodos arqueológicos e incluso de los métodos físicos, incluyendo el método radiocarbónico. Esto pone más aún en duda la aplicabilidad del método en su forma actual para la datación de objetos históricos.
- Como admiten algunos arqueólogos [haciendo referencia Vladimir Miloicic], se tiene la costumbre muy defectuosa de informar de antemano, a los laboratorios físicos que datan muestras mediante el método radiocarbónico, de la edad aproximada de los hallazgos.
Del mismo modo, según determinan Blöss y Niemitz (1997), en su libro C14-Crash, este método es poco fiable y altera la concepción del tiempo real del pasado antiguo. “Su trabajo establece una nueva cronología acortada para las épocas geológicas de la historia de la Tierra y borra los millones de años de Darwin-Lyellian: los 65 millones de años del Terciario borran” (5). Ambos cuestionan los métodos del Carbono-14 y de la dendrocronología.
Por estas razones, sobre la base del análisis riguroso y con el contraste de diferentes pruebas, evidencias y contextualizaciones, para reconstruir la historia hay que poner en duda todo el constructo histórico hasta el instante en que se consolida la historia oficial, en los siglos dieciocho y diecinueve. Pero, para terminar de entender qué hay detrás es necesario, antes, ampliar el espacio de la crítica, y trasladar la cuestión cronológica al terreno de la duda científica. Y, tal vez, hechas las debidas reflexiones, se podrá reanudar la opinión de Solomon Zeitlin (1956), cuando afirmó que los manuscritos de Qumram, encontrados en el Mar Muerto en 1945, eran de la Edad Media, y estaban influenciados por el judaísmo caraíta. Según esta investigación, tiene razón. Pese a que los estudios elaborados con el método del Carbono-14 indiquen que son contemporáneos a la época en que vivió Jesús, los textos deben entenderse en la Edad Media, y también el nacimiento del cristianismo, proveniente de la tradición hebrea y romana. Asimismo, los textos no estaban en el Mar Muerto, esta parte fue un fraude ocasionado por la voluntad de darles credibilidad. (6)
Notas
(1) Willard Frank Libby (1908-1980) fue químico estadounidense. Creó la técnica de la datación del Carbono-14 (o radiocarbono), siendo una valiosa herramienta para arqueólogos, antropólogos y científicos de la tierra. Por este desarrollo fue honrado con el Premio Nobel de Química en 1960. Profesor de química en el Instituto de Estudios Nucleares (actualmente Enrico Fermi Institute for Nuclear Studies) y en el departamento de química de la Universidad de Chicago (1945-59). Fue nombrado, por el presidente Dwight D. Eisenhower, miembro de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos (1955-59). Desde 1959, fue profesor de química en la Universidad de California, Los Ángeles, y director de su Instituto de Geofísica y Física Planetaria (desde 1962) hasta su muerte. Fuente: Enciclopaedia Britannica.
(2) A. T. Fomenko (nacido en 1945) es académico de la Academia Rusa de las Ciencias (RAS), actual miembro de la Academia Rusa de las Ciencias Naturales, así como miembro de la IAS de HS (International Academy of Science of Higher School), y miembro de la Academia de las Ciencias Tecnológicas de la Federación Rusa, Doctor en Ciencias Físico-Matemáticas, profesor, y el jefe del Departamento de Geometría Diferencial de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú (MSU). Ha resuelto el conocido problema de Plateau en la teoría de las superficies mínimas espectrales, ha creado la teoría de la clasificación hasta los sistemas dinámicos Hamiltonianos integrables. Ganador del Premio Estatal de la Federación Rusa de 1996 (en el campo de las matemáticas), por una serie de trabajos en la teoría de las invariantes de los colectores y sistemas dinámicos Hamiltonianos. Es el autor de 250 trabajos, 24 monografías y libros de texto, especialista en el campo de la geometría y la topología, cálculos de variaciones, teoría de las superficies mínimas, topología simplética, geometría y mecánica Hamiltoniana, y geometría computacional. Por otro lado, es autor de varios libros sobre el desarrollo y la aplicación de nuevos métodos empírico-estadísticos para el análisis de las crónicas históricas, la cronología del tiempo antiguo y la Edad Media.
G. V. Nosovskiy (nacido en 1958), es profesor de Físico-Matemáticas en la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú (MSU, 1988), especialista en teoría de la probabilidad, así como en estadística matemática, teoría de los procesos estocásticos, teoría de la optimización, ecuaciones diferenciales estocásticas y modelado computacional de los procesos estocásticos. Ha trabajado en el instituto Espacio de Investigación de Moscú, en el instituto de Moscú MOSSTANKIN, y también en Japón, en el marco de la cooperación científica del MSU y la Universidad de Aizu en el campo de la geometría computacional. Actualmente es profesor asociado de la Facultad de Físico-Matemáticas de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, en la Cátedra de Geometría Diferencial y Aplicaciones.
Fuente de la información: //chronologia.org/ [Consulta octubre de 2019].
(3) Hans-Ulrich Niemitz (1946-2010) fue un ingeniero y ex director del Centro de Historia de la Tecnología y el Museo del Auto de la Universidad de Tecnología, Economía y Cultura de Leipzig. Por otro lado, Christian Blöss (nacido en 1957) es físico. Desde el comienzo de los años ochenta fue un crítico duro de la teoría de la evolución de Darwin-Haeckel, que trató las catástrofes causadas por los planetas. En 1982, junto con Christoph Marx, Gunnar Heinsohn y Heribert Illig, Blöss comenzó a trabajar en la Sociedad para la Reconstrucción de la Historia Humana y Natural (GRMNG), en la que fue vicepresidente. Con Uwe Topper y Hans-Ulrich Niemitz en 1994 fundó el Salón de Historia de Berlín (BGS). Durante años, Blöss colabora con Niemitz en la crítica de métodos científicos de datación como el C-14. Fuente: //www.ilya.it/chrono/dtpages/bloess.html [Consulta octubre de 2019].
(4) A. S. Mischenko (nacido en 1941) es doctor en física y matemática; profesor de la Facultad de Matemática y Mecánica Teórica de la Universidad Estatal de Moscú «M. V. Lomonosov»; colaborador del Instituto de Matemática «V. A. Steklov» de la Academia de Ciencias de Rusia; laureado con el Premio Estatal de la Federación Rusa en 1996, especialista en topología y geometría, análisis funcional, y en ecuaciones diferenciales y sus aplicaciones. Fuente: Fomenko y Nosovskiy (2005a).
(5) Fuente: //www.ilya.it/chrono/dtpages/bloess.html [Consulta octubre de 2019].
(6) Solomon Zeitlin (1886-1976) es un judío historiador, nacido en Rusia (en Chashniki). En 1904 se ordena rabino con la obtención del Semikhah y en 1916 obtiene el título de Doctor de la École Rabbinique de la Section des Sciences Religeuses de la Université de París. Emigra a los Estados Unidos y en 1917 se convierte en profesor de rabínica al Yeshiva College de Nueva York, desde donde inicia su obra. Su investigación se centra en el estudio del Talmud (que contiene las discusiones rabínicas de la ley, la ética, las leyendas y la tradición judía) y del Segundo Templo, es decir, el periodo comprendido entre los años 516 antes de Cristo y el 70 después de Cristo, cuando los romanos destruyen Jerusalén y el Templo de Salomón, y cuando el cristianismo inicia su expansión en el seno del Imperio Romano.
Bibliografía
Blöss, C. et Niemitz, H. U. (1997). C14-Crash. Alemania: Mantis Verlag.
Fomenko, A. T. et Nosovskiy, G. (2005a). History: Fiction or Science?. NUMBERS AGAINST LIES, Vol 1. Bellevue, Washington: Delamere Resources LLC.
—- (2005b). History: Fiction or Science?. ANTIQUITY IS MIDDLE AGES. Vol 2, Book 1. Bellevue, Washington: Delamere Resources LLC.
—- (2005c). History: Fiction or Science?. WE CHANGE DATES – EVERYTHING CHANGES. Vol 2, Book 2. Bellevue, Washington: Delamere Resources LLC.
Libby, W. (1955). Radiocarbon Dating. Chicago: Univerisity of Chicago.
Scaliger, J. J. (1583). De Emendiatone Temporum. París: Apud Sebastianum Nivellium.
Zeitlin, S. (1956). The Dead Sea Scrolls and Modern Scholarship. Philadelphia: Dropsic College.